Introducción

Cómo veíamos en la clase anterior, es bueno recordar que la murmuración es “proferir palabras teñidas de crítica o juicio sobre otra persona”. Los motivos que nos pueden llevar a hablar mal de otro o bien, prestar oído, puede ser la amargura, rebeldía, competencia, etc… Los resultados de estas costumbres, sin duda generan división y paralizan la obra de la iglesia. Por tanto, es necesario que tomemos conciencia de nuestra actitud y de nuestras palabras. En la clase de hoy, veremos cuáles son los pasos prácticos para detener la murmuración entre hermanos y hacia las autoridades.

Los pasos prácticos

¿Qué debo hacer cuando veo a mi hermano cometer alguna falta o atravesar alguna situación irregular? La respuesta la hallamos en Mateo 18:15-17

  1. a)   “Ve y repréndele estando tu y el solos, si te oyere, has ganado a tu hermano”.

Antes de contarle a alguien lo que fulano hizo, es necesario ir directamente al interesado con amor y espíritu de mansedumbre para procurar ayudarle y restaurarle. El murmurar con otros no le va a ayudar. Si la ofensa ha sido contra mí, el motivo es doble para ir y hablar con él antes que con otro.

En algunos casos, debemos pedir consejo a las autoridades de la iglesia.

  1. b) “Si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos”

Si la situación nos e pudo resolver, recién entonces participaré a otros hermanos crecidos de la situación: recordemos que siempre el fin es restaurar al hermano. Veamos lo que nos dice Gálatas 6:1:

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, RESTAURADLE CON ESPÍRITU DE MANSEDUMBRE, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”

Nuestro enemigo: “La lengua”

“Ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal” Stg 3:8

Santiago nos habla del mal de hablar lo que no nos conviene. Verdaderamente nuestra lengua tiene que ser sometida a la autoridad del Espíritu Santo.

Algunos principios importantes:

  • La murmuración es pecado, si hemos criticado a alguien debemos pedirle perdón.
  • No debemos participar de la murmuración. Recordemos que “las palabras del chismoso son como bocados suaves y penetran hasta las entrañas” Proverbios 18:8
  • “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda” Proverbios 26:20
  • Nunca echemos “leña al fuego”, seamos verdaderos pacificadores.
  • ¡Atención! La murmuración es muy contagiosa
  • “Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” 1 Corintios 15:33

La mujer virtuosa: “Abre su boca con sabiduría y la ley de clemencia está en su lengua” Proverbios 31:26

En contraste con esto, el apóstol Pablo nos habla de ciertas mujeres en 1 Timoteo 5:13 de la siguiente manera: “y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” ¡Qué importante ser contada entre las mujeres virtuosas!         Diapositiva1

Conclusión sobre la murmuración entre hermanos:“Guardemos la unidad del Espíritu”

En Efesios 4:30 nos habla sobre no contristar al Espíritu Santo de Dios, y el contexto del versículo está haciendo referencia a pecados de la lengua, es decir, aquellos pecados que se cometen cuando se habla indebidamente, como por ejemplo: palabras corrompidas (malas palabras), amargura, enojo, gritería, maledicencia, mentira, engaño. No olvidemos que la palabra engaño nos da a entender de algo que en parte no es mentira pero que tampoco es totalmente verdadero.

Lo destacable es que el murmurador rompe la unidad del Espíritu que debe reinar en la iglesia de Dios, y sobre todo no tiene conciencia de cuerpo, y por tal motivo no se siente uno con el hermano. Es imprescindible que el Espíritu Santo nos revele la necesidad de guardar la unidad, de tal manera que nos sintamos mal por cualquier palabra incorrecta que hablemos sobre el hermano. ¡Quiera Dios darnos esta sensibilidad!

“Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” Filipenses 4:8

  1. La murmuración hacia las autoridades:Consideremos esta situación aparte por la gravedad de la misma.Esta clase de murmuración lleva como raíz un corazón rebelde, y ya hemos estudiado lo terrible que es para Dios la rebeldía.

El hermano rebelde, hablará según la abundancia de su corazón; por lo tanto, sus palabras y opiniones estarán embebidas de rebeldía y crítica. Además siempre estará dispuesto a encontrar errores en las autoridades para murmurar de ellas.

Estemos atentos a ello y obremos tal como lo hemos aprendido a lo largo de toda la clase.

Ilustración del caso:Leamos atentamente la historia de María y Aarón en el libro de Números 12:1-8, y recordemos algunas lecciones que hemos visto:

  1. a)   Las diferencias personales o de opinión no deben llevarnos a cuestionar la autoridad delegada de Dios, ni hablar mal de ella.
  2. b) Dios oye la murmuración acerca de la autoridad (v. 2)
  1. c)   Dios mismo sale en defensa de la autoridad criticada (v. 4)
  1. d) Debemos tener temor de hablar contra las autoridades (v. 8) e)   La murmuración acarrea juicio de Dios (v. 10)

Conclusión

Quiera el Señor después de todo lo visto, darnos la gracia para que nuestros labios den gloria a su nombre, de tal manera que cuando Cristo venga nos encuentre “hablando entre nosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones” Efesios 5:19

¿Te animas a aceptar este desafío de parte del Señor?

 


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