Siguiendo sus pisadas
Jesús vivió una vida sin pecados llena de milagros y respaldó su afirmación con milagros. Eso le añade otra dimensión. Vivir una vida impecable, por excepcional que eso sea, no necesariamente sería prueba de que alguien es Dios. No obstante, en el caso de Jesús, él dijo que era Dios, vivió una vida impecable y ejemplar, y respaldó su afirmación con milagros. Eso le añade otra dimensión. La Biblia dice que “el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Pablo nos dice que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Más adelante, Pablo dice…